Reseña del libro: El abanico de seda, de Lisa See

SINOPSIS

En una remota provincia de China, las mujeres crearon hace siglos un lenguaje secreto para comunicarse libremente entre sí: el nu shu. Aisladas en sus casas y sometidas a la férrea autoridad masculina, el nu shu es su única vía de escape. Mediante sus mensajes, escritos o bordados en telas, abanicos y otros objetos, daban testimonio de un mundo tan sofisticado como implacable.

En el año 2002, la autora de esta novela viajó a la provincia de Huan, cuna de esta milenaria escritura fonética, para estudiarla en profunidad. Su prolongada estancia le permitió recoger testimonios de mujeres que la conocían, así como la última hablante de nu shu, la nonagenaria Yang Huanyi. A partir de aquellas investigaciones, Lisa See concibió esta conmovedora historia sobre la amistad entre dos mujeres, Lirio Blanco y Flor de Nieve.

Como prueba de su buena estrella, la pequeña Lirio Blanco, hija de una humilde familia de campesinos, será hermanada con Flor de Nieve, de muy diferente ascendencia social. En una ceremonia ancestral, ambas se convierten en laotong -”mi otro yo” o “alma gemela”-, un vínculo que perdurará toda la vida. Así pues, a lo largo de los años, Lirio Blanco y Flor de Nieve se comunicarán gracias a ese lenguaje secreto, compartiendo sus más íntimos pensamientos y emociones, y consolándose de las penalidades del matrimonio y la maternidad. El nu shu las mantendrá unidas, hasta que un error de interpretación amenazará con truncar su profunda amistad.


OPINIÓN

“El abanico de seda” es una novela ambientada en China durante el siglo XIX, donde vemos la crueldad que tenía que vivir la mujer en aquel entonces, cómo eran vistas y tratadas, cómo las criaban e incluso cómo se percibían ellas mismas.

Mientras las mujeres eran menospreciadas, vistas como inútiles y una boca más para alimentar, mujeres que solo servían para engendrar hijos (y, ojo, tenían que ser varones porque si sus bebés eran niñas, el maltrato y las burlas eran peores), los hombres eran los que, claro, mandaban en sus hogares, eran quienes trabajaban duro y esperaban que sus esposas cuidaran del hogar, de sus padres y familias, de sus hijos y de ellos.

La novela nos muestra la vida de Lirio Blanco, una niña de familia humilde que tiene por delante un excelente futuro si saben cómo educarla y, lo más importante, cuidar sus bellos pies. Y es que, en esta época, estaba muy presente la idea de que las mujeres debían tener los pies muy pequeños y bien cuidados, los llamados “pies de loto”, estos eran considerados hermosos y ayudaban a mejorar el estatus social. Para ello se recurría a un doloroso y feo procedimiento donde, desde que eran niñas, se les quebraban los dedos y se vendaban los pies fuertemente, y cada semana se ajustaba el vendado más y más, a fin de que los pies adquirieran el tamaño perfecto.

Obviamente, esto conllevaba sus riesgos. La familia natal tenía que ser capaz de llevar a cabo aquel procedimiento puesto que debía prescindir de la fuerza de trabajo que podría darle la niña en el futuro una vez que se comenzaba con el vendado; debían evitar que caminara demasiado, debían cuidar que el vendado fuera perfecto para que la niña no solo tuviese lindos pies sino también para evitar los problemas que pudiese tener al caminar, y además, tenían que lavar sus pies a fin de evitar infecciones, ya que estas llevaban irremediablemente a la muerte.

Los pies de Lirio Blanco antes de ser vendados ya vaticinaban un buen futuro, solo había que hacer el trabajo perfecto y luego estos le permitirían acceder a un compromiso con una familia en mejor posición social y económica que la suya.

Pero también el destino de Lirio Blanco podría ser muchísimo si se unía a otra niña como su laotong, digamos a una compañera para toda la vida. En China, era normal que las mujeres crearan vínculos cercanos y fuertes a través de hermandades pero estas terminaban una vez llegaba el matrimonio. El vínculo como laotong era muchísimo más poderoso e irrompible, era para toda la vida. Se consideraba que las dos mujeres unidas como laotong eran almas gemelas.

Así es como Lirio Blanco se une como laotong a una niña, de mejor posición que ella y con la que es compatible, llamada Flor de Nieve.

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Narrada por parte de la propia protagonista ya siendo una anciana, la novela nos muestra la relación que fueron construyendo ambas niñas. Vemos la infancia de Lirio Blanco, el vendado de pies, las visitas que recibía por parte de Flor de Nieve, los paseos y comidas juntas. Conocemos cómo fue su adolescencia, la relación con su familia natal, la necesidad de tener amor por parte de su madre y no recibirlo, la pérdida de familiares, la llegada del casamiento y cómo fue esta etapa, los hijos, la guerra… y seguir compartiendo todo ello con Flor de Nieve mediante cartas, regalos y unas pocas visitas en el año.

¿Cartas? Así es, cartas. Las mujeres tenían una escritura secreta, el nu shu, esta era una escritura hecha por y para mujeres que les permitía poner en palabras las penas, dolencias, miedos, alegrías, las cosas buenas que pasaban en la vida y las no tan buenas. Es gracias al nu shu que Lirio Blanco y Flor de Nieve logran mantener el contacto en algunos momentos y decirse lo que necesiten.

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A pesar de todo esto, “El abanico de seda” resulta ser un libro interesante (y triste) en el que seguimos el tipo de vida que llevaban las mujeres. A veces, habían alegrías compartidas a lo largo de sus vidas pero, en general, eran muy miserables y nos lleva a preguntarnos ¿cómo lograban seguir adelante?, ¿cómo encaraban la vida?

Considero que es una lectura fascinante y que no esconde la realidad china de aquel entonces, notándose el gran trabajo de investigación que llevó adelante la autora. Es un libro que no hay que tomar a la ligera, puesto que la vida era muy díficil y dura en esa época. El sufrimiento, las penas y la muerte estarán presentes en todo momento.

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