Reseña del libro: Dulce y amargo, de Danielle Steel
SINOPSIS
A la protagonista de esta cautivadora novela la vida parece irle muy bien: lleva diecisiete años casada, es madre de cuatro hijos encantadores y vive holgadamente.
Sin embargo, para eso ha tenido que sacrificar su individualidad y su profesión de fotográfa. Su marido no entiende su insatisfacción, y tampoco le interesa demasiado. Ella tendrá que afrontar su futuro tomando una valiente decisión, pero no estará sola en la encrucijada…
OPINIÓN
India Taylor era fotografa, de las mejores, tanto que llegó a ganar un premio pero su carrera quedó de lado cuando decidió compartir su vida con Doug y dedicarse a sus cuatro hijos al completo.
El mundo de India ahora gira entorno a sus hijos, a una agenda muy ocupada de tantas actividades deportivas y sociales que tienen, a muchos y largos viajes en auto, y pasar las vacaciones de verano en la playa.
Hasta el momento, India no se había arrepentido ni una sola vez de su decisión. Amaba a su familia y consideraba que ese sacrificio era necesario y bueno para todos.
Doug, su esposo, fue, en realidad, quien la presionó a tomar la decisión y, cuando lo hizo, se sentía satisfecho. Él era quien salía a trabajar, quien traía dinero y comodidades a la casa, en definitiva, se sentía poderoso ante la situación e India no lo veía o, mejor, se negaba a verlo. Para ella, esa forma de vivir estaba bien. Además, en lo único que no había accedido era en eliminar su contacto de la lista de colaboradores de diferentes agencias, porque no quería dejar del todo su profesión y siempre podría cubrir en lugares cercanos a su hogar.
Obviamente, aunque India fuera a la vuelta de la esquina a sacar una foto, Doug enloquecía y no quería permitirselo. Para él, aquello no era una profesión ni un trabajo verdadero y su esposa solo tenía que entretenerse haciendo fotos a sus hijos.
Como dije, India no se arrepentía de aquella elección. Hasta que empezó a lamentarlo cuando Doug le dijo que la consideraba una compañera que se ocuapaba de sus hijos, alguien necesario para que él no tuviera que preocuparse, y nada más.
Ahí fue cuando a India, el precio del sacrificio que había hecho, comenzó a parecerle demasiado alto.
Es en esa época turbulenta de su vida, en la que Doug parece cada vez más agresivo al ver que India quiere su individualidad de nuevo, tomar decisiones por ella misma y, sobre todo, trabajar; que la protagonista conoce a Serena Smith una famosa escritora a la que debe tomar unas fotos para su nuevo libro y a Paul Ward, esposo de Serena, un magnate de Wall Street que recorre el mundo en su yate. Rápidamente, los tres entabalan una buena relación y se ven cada cierto tiempo.
La vida y matrimonio de India sigue en picada, se siente sola, rota y engañada, su esposo comienza a volver más tarde del trabajo o, a veces, ni vuelve. Los hijos se dan cuenta de que ocurre algo. La mejor amiga de India intenta animarla en todo momento, la escucha y le da algunos consejos pero, debo decir, no sabe darlos bien.
India sigue en contacto con Paul y su esposa, hasta que esta última fallece en un accidente. La protagonista sabe que el magnate debe de estar destrozado y, aunque al principio, él se aisla de todo y ella no lo presiona a hablar y sacar su dolor, con el paso del tiempo se convierten en buenos amigos y confidentes. Comparten anecdotas, ideas, sueños. Es con la ayuda de Paul que India empieza a tomar valor para romper las ataduras que ha hecho Doug en ella y encontrarse, nuevamente, a ella misma.
Nada en la vida de India volverá a ser igual y, claro, tendrá que vivir el miedo de enfrentarse a lo desconocido.
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La historia me encantó de principio a fin. Danielle se caracteriza por escribir romance y, aunque a veces pueda parecer que hay historias que son bastante parecidas a otras, considero que esta tiene su algo diferente.
India, sin dudas, se lleva el título de mi personaje favorito en esta historia. A lo largo de la novela se ven cambios, para bien, en ella; pasa de ser una mujer dedicada a sus hijos y esposo en cuerpo y alma, dejándose a ella misma de lado, con temor a perder todo lo construido con los años, a ser una mujer que lucha por lo que quiere, que abre los ojos y se da cuenta que vive por los demás y no por ella.
Doug me pareció despreciable, terrible, desastroso, mal hablado, mala persona. Nada más. Menos mal sus hijos no sacaron nada de él y son un amor.
En definitiva, Dulce y amargo es un libro que me gustaría volver a leer, no solo por el crecimiento de India, sino por el apoyo que recibe de sus cercanos y la amistad que entabala con Paul, un hombre muy ubicado, abierto, sincero y amable.
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