Reseña del libro: Bajo la luna de Hawái, de Barbara Wood.

Sinopsis

La cautivdora historia de una isla paradisíaca y de unas gentes sencillas en tiempos convulsos. La aventura personal de dos mujeres inolvidables que dejaron atrás su vida y sus creencias para abrazar un futuro distinto.

Emily es una de las primeras mujeres blancas en pisar la isla grande del archipiélago del Pacífico envuento en misterio que, hace unos años, descubrió el capitán Cook. La joven esposa del reverendo Piedra siente que todo lo que ve hiere su sensibilidad; las humildes chozas, a la sombra de las palmeras, la actitud desinhibida de las nativas, las abominables costumbres y ritos paganos.

Con el paso de los meses, sin embargo, sus impresiones iniciales experimentan la onu vuelco gracias a la amistad que entabla con la sanadora Pua y con el capitán Mackenzie Farrow. El creciente deseo de mejorar la vida de los isleños pecado de condenar sus tradiciones y creencias a la desaparición convertirán un Emily es una mujer nueva. Su valentía y viaje emocional darán origen a una saga de la familia estrechamente conectado a la vibrante historia de Hawái a lo largo del siglo XIX.

Opinión

Este libro está ambientado en un mismo lugar: Hawái. El mismo muestra las historias y vivencias de dos mujeres diferentes, aunque no sé qué tanto, poniendo como principal foco la fortaleza, valentía y disposición de ambas para enfrentarse a diversas situaciones y arriesgarse a realizar cambios. 

La primera historia, está ambientada por los años 1820. Vemos que por aquel entonces Hawái era un lugar que estaba habitado por nativos, quienes eran creyentes de diferentes dioses, temerosos y muy respetuosos de ellos. Estas personas vivían en completa armonía con la naturaleza y con su familia, incluso cuando algo iba mal hacían rituales y cánticos para mejorar a un familiar, para que la población aumentara si era necesario o llevaban adelante otras costumbres para que disminuyera. Había algunos rituales y bailes casi eróticos, andaban desnudos y disfrutaban de surcar las olas en sus tablas. Lo que buscaban era vivir en buenos términos con los suyos y con los dioses, mientras estos últimos estuvieran contentos nada malo podría ocurrir a su pueblo.

El hombre blanco, o lo que ellos llamaban "haole", descubrió esta isla y decidió imponerse porque, para ellos, aquellas personas iban por muy mal camino, eran como niños que necesitaban tener una guía pronto. Los blancos entendían que los nativos no sabían lo que era el pecado, no conocían a Dios, realizaban rituales de índole pagano y no tenían ni idea de lo que era el matrimonio y el respeto por una única pareja, acostándose con distintas personas cada vez, incluso con sus propios hermanos.

Los haole comenzaron a llegar a las islas, algunos simplemente para comerciar porque les quedaba bien el puerto del lugar, otros, quienes eran misioneros de Dios, llegaban para enseñar a los nativos a escribir y leer, a aprender el inglés, a saber cómo debían vestir y actuar frente a otros, debían dejar de lado a todos sus dioses para entregarse solo a Dios y su palabra.

En esos años vamos a conocer a Emily. Ella es una joven cristiana de Nueva Inglaterra que ha tomado la decisión de ir a salvar y ayudar a aquellas personas al enterarse de las condiciones en las que viven y de que, claro, no conocen el amor de Dios. Para ello la congregación de la que forma parte tiene una condición: todos los misioneros que vayan a la isla deben ser parejas casadas. Emily pronto se ve en compromiso con un primo muy lejano: Isaac Stone, que también desea ir de misionero. 

La pareja toma rumbo hacia Hawái en un largo y terrible viaje en barco, a pesar de la díficil travesía nada los desanima. Llegan a Hawái con muchas ilusiones y sueños para cumplir, tanto en su vida matrimonial como con la misión que deben cumplir.

Una vez allí, Emily descubre un nuevo mundo y siente que está en el lugar correcto, en el momento correcto. La joven sabe que puede y debe ayudar a todas esas personas. Al pasar los meses descubre que su intención va perdiendo fuerza: extraña a su familia y su país, se siente sola porque no hay más mujeres de su congregación con las que establecer relaciones, su marido pasa de ella la mayoría de las veces debido a la misión que lleva adelante, los nativos la ignoran por completo y no sabe cómo conectar con ellos.

Por cuestiones del destino, Emily conoce a el capitán Farrow, con el que establece una buena amistad y es quien, si está por la isla, la acompaña la mayoría de las veces. Pronto entre ellos surgen más sentimientos y se sienten desgraciados porque: 

1. Farrow viaja mucho en su barco y no puede dejar su empresa. 

2. Emily está casada y no se le permite divorciarse.

Así vemos como esta mujer construye su vida y hogar desde cero en Hawái pero deberá sufrir mucho en el proceso, entre varias circunstancias está la pérdida de su marido a falta de atención médica y la decisión de quedarse allí o regresar a Inglaterra y verse inmersa en un nuevo matrimonio con alguien de su congregación. ¡Pero recordemos que está el capitán Farrow!

¿Qué pasará con Emily? ¿Qué decisiones tomará? ¿Se rendirá en su misión de ayudar a los nativos? ¿Seguirá intentándolo?

Para 1851, conocemos a Anna. Una niña que ama su hogar en el campo, disfruta de escapar a la naturaleza, escuchar a los pájaros y dejar el pelo al viento. Es una niña muy dulce, que cuida y llora por animalitos enfermos, llevándolos a su casa para cuidarlos. Su madre lo ve como algo raro pero la deja ser. Su padre, por otro lado, parece ni conocerla. En algún momento él se marcha en busca de oro en las minas. Pasan años sin saber de su padre, viendo a su madre sufrir y llorar, cuando de pronto, son una familia rica que vivirán en la ciudad. Esto a Anna no la convence en absoluto. No puede permitirse aquel cambio. Pero claro, nadie la tiene en cuenta y toda la familia marcha hacia un nuevo hogar. 

Para Anna resulta difícil acostumbrarse pero va creciendo allí, se relaciona con otros niños y debe asistir a diversas fiestas para mantenerse siempre en todas las invitaciones y miradas. Su madre parece muy dedicada a tomar el té con nuevas amigas e ir por ahí pavoneandose de su poder y riqueza, así que Anna cuenta solo con su institutriz, una francesa que le enseña de todo y la protege. 

Ya siendo una adolescente, Anna sabe que quiere dedicarse a ayudar a las personas enfermas pero no sabe cómo podría hacerlo y, en esa época, hay dos tipos de mujeres que se dedican a esto: las monjas, a quienes todos ven con mucho respeto, y mujeres que no han encontrado otro tipo de trabajo, que son alcohólicas, que nadie respeta y consideran que pueden hacer con ellas lo que quieran.

Anna decide que para cumplir con su deseo la única y mejor alternativa es ser una monja. Sus padres no están de acuerdo con la decisión, están convencidos de que debe casarse y tener hijos, porque "para eso están las mujeres". Sin embargo, Anna es más fuerte y logra imponerse. Pronto se convierte en la hermana Theresa.

Theresa tendrá la oportunidad de viajar a una isla para allí servir al Señor, llevar su palabra y salvar a las personas del lugar. ¿A dónde irá? A Hawái.

Así es como el lector seguirá de cerca la vida de Theresa en Hawái: como logra adaptarse, como se relaciona con los nativos (que cada vez son menos debido a enfermedades traídas por los blancos), como estos la ayudan y agradecen, las relaciones que establece con comerciantes y otros empresarios, así como las dudas que comienza a surgir en ella: ¿realmente puede dedicar toda su vida a Dios? ¿Hizo bien en su elección? ¿Acaso no habría otra forma de ayudar a los enfermos sin dejar de lado toda su vida y perdiéndose de mil cosas?

Y cuando ambas mujeres se conocen: ¿qué ocurre? ¿Qué podrán enseñarse una a la otra? 

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Es un libro de mujeres: mujeres protagonistas, mujeres aventureras y fuertes, mujeres guerreras, mujeres arriesgadas. Porque, claro, si bien las protagonistas son Emily y Anna (Theresa), a lo largo de la novela vemos a muchísimas más mujeres, cada una diferente entre sí y con su toque personal.

El libro me encantó de principio a fin, si bien la primera parte es un poco más monótona que la segunda, ambas juntas hacen que Bajo la luna de Hawái sea un libro intenso y disfrutable.

Lo que más me ha gustado al leer este libro es ver la historia y los avances a lo largo de los años, me refiero a: cómo vivía antes la gente en Hawái y cómo cambian, la época del barco a vapor, la evangelización, la política que regía en el lugar.

Además creo que es un libro de paisajes hermosos, de leer e imaginarte todos los lugares por los que pasean los personajes y es fabuloso porque las descripciones son preciosas y te transportan. 

En definitiva, Bajo la luna de Hawái es una novela muy agradable, cargada de mucha historia y paisajes bellísimos.

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