Reseña del libro: Camelot, de T. H. White
Título: Camelot
Autor: T. H. White
Páginas: 809
Sinopsis
Una serie de prácticas mágicas, debidas a las artes de encantamiento de Merlín, servirán a un niño llamado Verruga para alcanzar el fabuloso destino que le aguarda: convertirse en el rey Arturo. Una vez arrancada la espada Excalibur, ocupa el trono e inicia sus primeras batallas contra aquellos que se resisten a aceptar su poderío. Su boda con Ginebra, su amistad con el legendario Lanzarote del Lago y los amores de este con la reina se convierten en el punto central de esta épica narración de aventuras y personajes medievales.
Opinión
Camelot está dividido en cuatro partes: 1. La espada en la piedra, 2. La reina del aire y las tinieblas, 3. El caballero malhecho y 4. Una vela al viento. El nombre del libro en español es acertado, ya que la historia no se centra solo en Arturo como rey, sino que cada una de las partes se enfoca en algún tema o personaje diferente, abarcando períodos de tiempo distintos aunque la historia en su conjunto es lineal.
La primera parte nos presenta la vida de un pequeño niño al que han apodado como Verruga, el mismo sueña y busca convertirse en caballero algún día. Su vida da un giro inesperado cuando un anciano barbudo y medio chiflado respecto al tiempo, lleva para convertirse en su maestro. Sí, hablo del mago Merlín. Este se encarga de darle a Verruga diferentes lecciones sobre la vida y el mundo en general. El final de este relato es obvio: Verruga, o mejor dicho, Arturo, es el único que logra sacar la espada que está en la piedra y es declarado rey de Camelot.
Para la segunda historia lo que vemos es a un rey bien parado frente a su pueblo, con grandes ideas para llevar a la gente hacia una nueva vida, buscando la prosperidad y paz para todos. Se crea la famosa Mesa Redonda y conocemos a diferentes caballeros que luchan con honor para defender a su rey e ideales. Incluso seguimos las aventuras de algunos de ellos. También, aparece Morgause, una mujer cuyos hijos serán obstáculos para el rey Arturo cuando estos sean adultos.
La tercera parte, es la más extensa, y se centra única y exclusivamente en la vida de Lancelot. Vemos sus penas, sus triunfos, las grandes aventuras que tiene al ser el mejor caballero del mundo, el trato que recibe por ello y además, sus amoríos con la reina Ginebra a espaldas de su mejor amigo, el rey Arturo.
Para la cuarta parte ya vemos a un Arturo anciano, en sus últimos años de vida pero aún completamente dispuesto a seguir luchando por sus ideales. Él quiere que en su reino haya paz pero esta tarea se complejiza debido a la intervención de Mordred, un hijo que Arturo tuvo con su media hermana (sin saberlo en ese momento).
Camelot, no es un cuento para niños. Los personajes que expone White son muy diferentes a los que nos han mostrado cuando éramos pequeños en películas o caricaturas. Se supone que Arturo nació y creció para ser un rey, el más fuerte y capaz de todo, sin embargo el autor nos presenta a un hombre débil incapaz de hacerle frente a Lancelot y Ginebra por sus constantes infidelidades. Ginebra es casi una desconocida para su esposo. Lancelot es presentado como alguien fuerte físicamente pero débil frente a temas que incluyan tener que pensar demasiado. Merlín es un anciano que está harto de la vida, con bastantes alteraciones temporales, pero se enfoca en educar a Arturo para que sea alguien de bien y el rey que se necesita.
Hablemos sobre mi lectura: a decir verdad, esperaba que la obra de White me atrapara por completo pero no fue el caso. Estuve, literalmente, casi 3 meses para poder finalizar con el libro y, en varias oportunidades, me planteé abandonarlo. La historia es interesante pero la escritura de White me resultó muy pesada y, a veces, irregular. En algunos momentos estaba hablando, por ejemplo, de Arturo y de pronto hablaba de política, para pasar a la Edad Media y regresar a Arturo.
Otro punto en contra es que el autor toma elementos de otras historias para crear la del rey Arturo, haciendo que Robin Hood, un grifo, incluso hadas del bosque, aparecieran a lo largo de la obra solo con papeles poco importantes.
La lectura, en general, resulta densa. No sé si volvería a leer Camelot en un futuro.
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